Saturday, December 30, 2006

Saludos a la Cruz del Sur



Mis recuerdos están ahora en Caballito.
Camino por Pedro Goyena
y disfruto nuevamente de sus árboles.

Por ese recuerdo, van estos versos de Rubén Darío:

VERSOS DE AÑO NUEVO

En estos versos de año nuevo
a mis gentiles argentinos
mis viejos cariños renuevo.
¡Que Dios les dore sus destinos!

(...)

“¡Juventud! ¡divino tesoro!...”
canta a veces mi lengua grata
cuando en ciertas tardes de oro
pienso en el Río de la Plata!

RUBEN DARIO

¡Feliz 2007 a todos!

Thursday, December 28, 2006

Tres libros de poesía y dos musas de Bouguereau


Tengo aún el grato recuerdo de tres libros de poemas que leí ayer: uno de Leonardo Ruiz Tirado (Fragmentos del libro del poeta perdido), otro de Caballero Bonald (Manual de infractores) y La certeza de Eloy Sánchez Rosillo.

Con el de Leonardo se trató, en verdad, de una relectura, una de esas relecturas que te permiten apreciar cosas que no viste antes. Creo que esta vez el libro del gordo me llegó al alma. Es, sin duda, un excelente libro. Concluye con un poema que es un juego, que es un viaje por la palabra y por su vida, por su vida que es la poesía. Por cierto, el “libro perdido” al que alude Leonardo en la presentación lo tengo actualmente yo. Alguna vez estuvo en el CONAC y no sé por qué razón pasó a las manos de José Luis Ochoa. Después de pedírselo muchas veces, hace poco más de un mes el maestro Ochoa me lo entregó. Todavía no le he dicho a Leonardo que si bien el poeta sigue “perdido” (como debe ser), el libro ya apareció.
(...)

Como siempre, la poesía de Caballero Bonald me atrapó. Tiene un talento descomunal para la precisión no previsible, para el adjetivo inusitado, para la aclimatación poética de algunos vocablos aparentemente extraños a la lírica (“necios contiguos”, “espejo judicial”, “aguas insurrectas”, “oficio pasional de clandestino”, “tramita este poema”). Caballero Bonald tiene ya ochenta años y sigue siendo un hedonista, un gran poeta y un libertino. Lo recuerdo una noche de diciembre del 2001 en un bar de Madrid, frente a la plaza de Santa Ana. Quise acercármele, pero no lo hice. Siempre me arrepiento de mi timidez en esas ocasiones. Yo estaba con Méndez Guédez bebiendo vino en ese bar, después de un recorrido vespertino con Cuchi y Martín. El recorrido había consistido en un tour por los topónimos madrileños de Sabina y necesitábamos rioja para recuperarnos. Creo que Juan Carlos me instó en algún momento a abordar al poeta pero yo me hice el loco. Leyendo ahora su formidable Manuel de infractores ratifico cuanto dije en un breve poema que le dediqué en los ochenta...

Con Eloy Sánchez Rosillo no hay nunca decepción. Es una voz eterna: la de un hombre que respira poesía y mira poesía por todas partes. Me gustó muchísimo su retorno a Murcia, en tren, desde Madrid. Está en el poema Un regreso. El poeta ve desde la ventana del Talgo “las metafísicas llanuras de la Mancha” y siente que la tarde es hermosa y que está feliz por ella y por los versos que ese viaje y esa tarde le acaban de dictar.

(Entrada del 19-11-06. Diario de FCC. La imagen de Bouguereau se la debemos a Google)

Tuesday, December 26, 2006

El poeta ante una agenda del próximo año




Debo a la vieja antología Las voces y los ecos (de José Luis García Martín) el descubrimiento de la espléndida poesía de Eloy Sánchez Rosillo. Casi de inmediato me fue, además de grata, utilísima. En enero del 85 (o del 86) participé en un congreso sobre derechos intelectuales siendo mi tema la protección autoral en las artes plásticas. Ya para entonces había decidido relacionarlo todo con la poesía y, desde luego, no iba esa vez a desperdiciar las provocativas hojas de ese rábano jurídico y dejar de escribir en ellas versos de poemas que me gustasen mucho y que pudieran, desde luego, venir a cuento. Así, para ilustrar la naturaleza indómita del arte, leí con deleite supremo el insuperable poema de Eloy Sánchez Rosillo "La familia de Carlos IV". Comprobé ese día que hacerse acompañar de un buen poeta ayuda bastante a cubrir nuestras carencias intelectuales o científicas...

Esta vez, para salir del trance de elaborar un post acerca del nuevo año, Sánchez Rosillo vuelve en mi ayuda. Hace mes y medio me traje de Madrid su más reciente libro, La certeza. Lo he leído casi a diario. Me gustó tanto como La vida. La palabra de Sánchez Rosillo es entrañable y serena. No digo más y copio un poema:

AGENDA

Ahora que está acabándose diciembre,
alguien me regaló una agenda exhaustiva
del año que ya llega; una de esas agendas
que sin titubear y con todo detalle
presentan el futuro inconsistente.
Vemos los meses y los días que aún no han sido,
los números en rojo de domingos y fiestas,
el santoral, las fases de la luna,
solsticios y equinoccios,
cuándo empieza el influjo o se termina
de cada signo zodiacal...
Hojeo
al azar algunas páginas.
Me fijo, por ejemplo, en la que muestra
el 14 de junio o en la que trae los datos
del 9 de noviembre. Para mí
son días insondables,
que ni siquiera a imaginar alcanzo.
Intensamente pienso en ellos. Pero no
me es posible ver nada. Tal vez oigo
sonidos o ruidos confusos. ¿Son alegres?
¿Son terribles quizá? No sé. Y no quiero
saberlo. Me he acercado
al brocal de esos días, me he asomado a su abismo.
Y al fin cierro la agenda y con rápido impulso
la arrojo al enigmático fondo oscuro del tiempo.

Eloy Sánchez Rosillo
(La certeza)

Sunday, December 24, 2006

Feliz navidad y la cena de esta noche

Goya. Pavo muerto
Cuchi está preparando el pavo de esta noche. Yo leo a Octavio Paz y me voy imaginando la ceremonia familiar, mientras escribo este mensaje. Martín ya tiene dispuesta la hora en que sonará el Mesías y Luisana el momento en que habremos de hacer la entrega ritual de los regalos. Esta vez somos los mismos cuatro, y María Antonia y Lope y también Monchi y Jessica. Y es el tiempo que encarna de nuevo en la alegría casera.
Leo a Octavio Paz, mientras tanto, y copio unos versos suyos para todos los lectores de esta Isla, comensales de esta cena:
Saber partir el pan y repartirlo,
el pan de una verdad común a todos,
verdad de pan que a todos nos sustenta,
por cuya levadura soy un hombre,
un semejante entre mis semejantes.

Saturday, December 16, 2006

Golpe certero














Anoche, la puntilla. La esperábamos algunos.

Otros dirán "palo a la lámpara".


Lo cierto es que hacía falta ese certero golpe de timón.


Las cosas en su sitio.

El pueblo donde debía estar desde hace tiempo

y las tristes burocracias del partido a ducharse.


Socialismo e higiene.

¡Olé!

¡Orejas y rabo para el matador!

Tuesday, December 05, 2006

Gamoneda en la carretera


Foto Hugo Rodríguez

En la carretera del norte

Por la carretera del norte
hay luz sobre los cuestos.
Ana, Amelia,
venid conmigo a recibir la luz.

En mi mano izquierda tengo la mano de Amelia
y en la derecha la de Ana.
Los tres sentimos nuestra vida y la luz.
Los tres sentimos nuestras manos y la luz.
Los tres sentimos la luz, el silencio y las manos.

Hubo un día que anduve por la tierra sin nadie.
Aún caía el sol sobre el cuesto amarillo
pero la soledad era más fuerte que la luz.

Aunque haya sol sobre la tierra, amigos,
no vayáis nunca solos a la carretera del norte.

Antonio Gamoneda (Blues castellano).

Saturday, December 02, 2006

Gamoneda


Antonio Gamoneda

01-12-06: Leí en el aeropuerto de Quito que Gamoneda ganó el Cervantes. Me gusta bastante esa escogencia. Al igual que a Pitol (el anterior Premio Cervantes), a este interesante poeta español los reconocimientos le llegan después de haber disfrutado de un largo, merecido y silencioso prestigio entre “la inmensa minoría”.

Esta noche escucharé en su honor a Bela Bartok y leeré las páginas prodigiosas de su libro Blues castellano. Allí está ese bellísimo poema de la carretera del norte donde el poeta va acompañado de Amelia y de Ana y siente la luz, el silencio y las manos.

Voy a llamar a Lázaro Alvarez para compartir la lectura. Sé que le gusta mucho Gamoneda.