Friday, January 02, 2009

Primer día del año con Borges

Quintana, entre Rodríguez Peña y Montevideo

Quintana 263. Allí Borges y Bioy inventaron a Bustos Domecq




Pueyrredón y Las Heras. En el quinto piso de ese edificio vivió Borges

02-01-09: Segundo día del año. Martín duerme todavía. Son las ocho y diez minutos en esta ciudad de Borges que hoy sigue fresca. La temperatura bajó el 31 y ayer siguió bajando un poco. Parecía primavera.

Caminé ayer por las calles solitarias de Barrio Norte. Salí de la casa y me fui por Libertad, pasé Arenales y llegué hasta las Cinco Esquinas. Mi idea era caminar por Quintana (calle que en ese sitio comparte sus esquinas, una con Libertad y otra con Juncal). Y eso hice. Encontré la cuadra donde Borges vivió en dos ocasiones. En la primera ocupó el número 222 durante más de un lustro y en la segunda la casa del número 263. En ésta estuvo dos años.

Cuando uno comienza a caminar Quintana desde las Cinco Esquinas puede leer en una placa un poema de Borges titulado Barrio Norte. Allí comienza el homenaje. Hacerlo ayer, con la calle casi vacía, fue para mí un verdadero deleite borgiano. Podía demorarme ante las puertas, tomar fotos en las esquinas o desde el centro mismo de la calle y seguir o devolverme para apreciar mejor algún detalle. Las casas que fueron de Borges ya no son las casas que allí están hoy, exactamente. Las placas indican que en ese lugar estuvo alguna vez el hogar de Jorge Luis Borges…

El aire que se respiraba ayer en esa cuadra de Quintana era el aire de sus poemas dedicados a esa zona de la ciudad, a esa cuadra en particular, en la que su padre, que había estado ciego, pudo ver una noche “las antiguas estrellas”. En la casa del 263 la placa indica que allí Bioy Casares y Borges le dieron nacimiento a Bustos Domecq. Con ese dato podemos saber, entonces, que en ese lugar vivió Borges a comienzos de los cuarenta, a partir de 1942, para ser más precisos. La casa del 222 fue ocupada por los Borges a su regreso del segundo viaje a Europa, es decir, en 1924. Allí estuvieron hasta que se mudaron a una vivienda cercana a La Recoleta. Durante su estancia en esa casa el joven Borges fue irigoyenista, con Marechal y los González Muñón y fue también fundador de la revista “Proa”, junto con Rojas Paz, Caraffa y Ricardo Güiraldes, a quien recuerda Borges en un poema, “en Quintana…mágico y muerto”.

Ayer también fui hasta la casa de Pueyrredón y Las Heras, donde Borges vivió durante diez años. Es la casa cercana a La Recoleta, que ya mencioné. La que vi ayer sí es exactamente la misma casa que Borges ocupó. Es un edificio que tiene su entrada sobre Pueyrredón 2190 y hace esquina con Las Heras. Es de esos edificios franceses o afrancesados de Buenos Aires que recuerdan el esplendor de una ciudad que a ratos da la impresión de que fue alguna vez la capital de un imperio. Allí escribió Borges esa obra maestra que es Pierre Menard, autor del Quijote. Allí escribió Historia universal de la infamia. Allí perdió a su padre. Allí comenzó su colaboración con “Sur”. Allí se hizo visitante devoto de La Recoleta. Viviendo allí sufrió el accidente de 1938, de consecuencias casi letales. Allí, desde el balcón que daba a Las Heras, vio el río con sus barquitos pintados y su corriente zaina. Allí –me digo- estuvo Borges y yo lo busco hoy en este homenaje secreto.