Wednesday, December 29, 2004

Un poema de Eloy Sánchez Rosillo

EN EL ATARDECER

Menos mal que de golpe lo imprevisto
llega y nos reconcilia con la vida
cuando sin esperanza caminamos,
hartos de todo, y ya apenas nos quedan
fuerzas para seguir. No, no es preciso
que lo que de manera inesperada
viene a salvarnos sea un gran suceso:
basta a veces con algo que sería
bien poca cosa para quien no tiene
necesidad de ayuda.
Hoy, por ejemplo,
volvía yo, vencido, hacia mi casa,
en el atardecer, después de un día
de veras desastroso, un día de esos
en los que las miserias cotidianas
se acumulan en un fardo oscurísimo
que nos dobla la espalda. Iba cayendo
la noche. Y lentamente me llevaron
mis pasos, por azar, hasta una calle
solitaria y humilde. En ella vi
una pared en la que el sol poniente
se había demorado. Era tan sólo
una pared casi ruinosa, un viejo
muro con una mancha muy intensa
de sol crepuscular que se negaba
a dejar la ciudad y no quería
rendirse ante el avance decidido
de la nocturna sombra.
Poca cosa,
dirán, sin duda, algunos. Pero aquella
luz rezagada, aquel remanso efímero
de sol a punto ya de marchitarse,
me liberó de pronto de la angustia
que llevaba conmigo.
Y pude luego
proseguir el camino hacia mi casa
redimido, dichoso y, no sé, acaso,
cantando en voz muy baja una canción.

ELOY SÁNCHEZ ROSILLO
(La vida)

Susan Sontag por Annie Leibovitz


Susan Sontag por Annie Leibovitz

28-12-04:

Murió Susan Sontag. Me dice Cuchi que lo acaban de decir en la televisión. Tuvo cáncer y de esa experiencia salió para escribir acerca de la enfermedad y sus metáforas con sabiduría y brillantez, y para vivir muchos años más y darnos otros libros valiosísimos. Y siguió teniendo cáncer.

Fue una conciencia lúcida y una estupenda escritora. No se doblegó jamás ante los poderes. El año pasado, cuando recibió el Premio de la Paz en Frankfurt, comentó que en su país ya no había demócratas, sino sólo “republicanos”.

Recuerdo una famosa foto suya: es una cabellera que nos habla, es un rostro nuevo para los prerrafaelitas. No sé si esa foto es de Annie Leibovitz. Creo que no. Su relación con la gran fotógrafa de Vanity Fair vendría después.

SS: señora Susan, señora Sontag.

Murió de leucemia. En su primera novela (El benefactor) describió a una mujer leucémica y fue en ese libro donde dijo que “en la enfermedad la imaginación lo es todo”: puede curar, pero también quitarte la vida.

Tenía 71 años. Y la admiración de todos.

Tuesday, December 28, 2004

2666 no termina nunca

28-12-04:

Recuerdo una mañana reciente en París. Un pájaro canta. La tele da noticias tristes. El vecindario comienza a despertarse. Hoy debo ir a comprar una batería para mi reloj que se detuvo a las tres de la mañana. Hablé anoche con Félix Valderrama, que está en El Tigre y no vendrá tampoco para el año nuevo. Terminé la lectura de 2666, pero 2666 no ha terminado conmigo todavía.

Sunday, December 26, 2004

Siguen matando putas en 2666

26-12-04:

Avanzo en la lectura de 2666, de Roberto Bolaño. Ahora aparecen mujeres asesinadas, muchas mujeres, muchas. Putas asesinas es el título de otro libro de Bolaño. En 2666 son ellas las víctimas. Sin embargo, una puta que está a salvo, por estar muy lejos de Santa Teresa, le acaba de comentar a su amigo el periodista Sergio González: “Están asesinando obreras, no putas”.

Saturday, December 25, 2004

Amo en mar/ Luis Cernuda


Luis Cernuda joven

Leo a Cernuda en Palabras antes de una lectura: “La juventud supone capacidad para enamorar y para enamorarse, y aunque el poeta pierda con el tiempo, como cualquier otro mortal, la capacidad de enamorar es difícil que pierda también la de enamorarse. Esa raíz estética es la que le permite, aun en las peores horas, cuando todo parece confabularse contra él, que siempre le quede, cuando menos, la embriaguez dramática de la derrota.” (Poesía y literatura, Biblioteca Breve, Seix Barral, Barcelona, 1965).

Enamomar. Es una errata en la página 197 del libro de Cernuda que acabo de leer. Mar y amor. Roma y mar. Pero definitivamente el anagrama de esa misteriosa palabra que el eterno duende deslizó en el ensayo de Cernuda, no puede ser otro que Amo en mar. Un bello anagrama, sin duda.

¿El año entra o sale del espejo? ¿Baja o sube?


Chema Madoz. España

Alejo Carpentier cumple cien años

El 26 de diciembre (mañana) es el centenario del escritor que hizo de lo real maravilloso el sorprendente tema de una obra literaria imprescindible.

Tuesday, December 14, 2004

La mañana

14-12-04:

Uno se levanta en la mañana, todavía a oscuras, y abre la máquina y la enciende. Uno pone el café y espera. Uno vuelve a la habitación y ve que ya puede empezar a escribir esta nota. Uno se va bebiendo el café y el día aparece.

Sunday, December 12, 2004

Orión

12-12-04:

Domingo de sol y de pájaros. Los albores están crebando.

La constelación de Orión en el hemisferio norte se muestra ahora hermosa e imponente.

Lectura de los poemas que René Char dedicó a Orión. Leo las traducciones de Crespo (“Aromas Cazadores”, Monte Avila) y de Alicia Bleiberg (“Común Presencia”, Alianza Tres).

Siento los pasos del cazador. Siento su esfuerzo.

Te atormenta pertenecer a un pueblo comedor de caballos, de espíritu y estómago medianeros (...) Se te concedió decir una vez a la hermosa, a la altiva distancia los cantos matinales de la rebelión. (Char, Elocuencia de Orión, trad. Bleiberg).

El cinturón de Orión. Las tres Marías. Los tres reyes magos. Orión llamado, conjurado, protector.

El primer poema del libro Magna Grecia, de Alejandro Oliveros. está dedicado a la muerte de Orión. Es la entrada al mar onduloso. Es el naufragio después de que el escorpión dedicó su ponzoña al solitario.

Conjuro a Orión esta mañana.

Friday, December 10, 2004

Guillermo Carnero

10-12-04:

La imprevista lectura de la mañana. La frase radiante que te sorprende en un libro de Guillermo Carnero (“Los muchos que yo fui no van conmigo”). La penumbra que derrama sus últimos instantes.

Amanece.

Tuesday, November 30, 2004

Esdras Parra

30-11-04:

La semana pasada me enteré de la muerte de Esdras Parra. Fue durante algún tiempo escritor y murió siendo una escritora muy apreciada. Su cambio de sexo fue recibido con asombro, pero muy rápidamente, la prudencia, la decencia y la calidez de Esdras se encargaron de disminuir cualquier incomodidad que su transformación pudiera haber suscitado. Siguió llamándose Esdras. Tal como suena el nombre del profeta menor, no tenía por qué no. Sólo que esta vez era la escritora Esdras Parra, no sólo la narradora, sino también la poeta. Yo sólo conocí a la mujer, nunca al hombre. Me tocó integrar junto con ella y Antonieta Madrid el jurado que otorgó el premio de narrativa de la Bienal “José Rafael Pocaterra” el año 1982. Nos reunimos en el restaurant Da Sandra y luego fuimos a cenar en el Da Guido. Me agradaron su trato suave, sus maneras sencillas.

Esdras Parra no sólo fue una escritora. Creo que fue también un personaje literario, construido por sí misma, con dolor, con desamor, con ilusiones. De su época masculina nos quedó un cuento memorable: Por el norte el Mar de las Antillas.

Tuesday, November 23, 2004

Sarita Sarita tú eres bien bonita

Ahora leo un libro publicado en Mérida por ediciones Mucuglifo, es decir, por Gonzalo Fragui. Se trata de una novela (así se dice en la contratapa) de Miguel James, titulada Sarita Sarita tú eres bien bonita. ¿Quién se resiste ante ese título? Me divierte de entrada y sigo. Y también me enamoro de Sarita. Y de cómo cuenta el autor la historia:

“Esto se llama Sarita Sarita Tu Eres Bien Bonita. Cualquier semejanza con la realidad es pura fantasía. Este es un relato como los que se escribían antes. Y el final, cualquiera que sea, ha de ser feliz. Porque Sara es como un sueño que yo sueño. Y la vida es sueño. Y los sueños vida son. Desde que la conozco mi vida es Sara. La veo y la sueño. La sueño y la vivo. Por eso esto se llama Sarita Sarita Tú Eres Bien Bonita”.

Es delicioso este pequeño libro.

Monday, November 22, 2004

El dios de la mañana

21-11-04:


Domingo de nubes, sin sol todavía. Canta bellamente un pájaro. Es una delicia su canto. Abre ventanas al aire. Esparce los dones del dios de la mañana. Alguna palabra, también lanzada al viento, los recibe.

Sunday, November 21, 2004

Albadas

21-11-04:
Las horas del silencio en las ventanas. Las horas en que se alejan rápidamente los amantes furtivos. Las horas de estar todavía con el alma desnuda. Las horas que conservan rastros de tus sueños. Las horas que respiras con el apremio de todas las Albadas. Las horas de las revelaciones, de las grandes revelaciones que después olvidas.

Sunday, November 07, 2004

El día de Paz Castillo

07-11-04:
Domingo de nubes y calor. Son las siete y diez minutos de la mañana. Es la hora de los pájaros. Cantan. Llaman. Endulzan. Se elevan. Yo trato de recordar el sueño. No lo consigo. Sé que no soñaba con Fernando Paz Castillo, pero que sí lo recordaba cuando me desperté. Fernando Paz Castillo iba en el mismo taxi donde yo iba. Era lo que llaman en Caracas, “un carrito”. Paz Castillo lo abordó en Bello Monte. Le tocó el asiento delantero, el de la ventana. Yo iba en el asiento de atrás y pude observarlo, hasta que se bajó en la avenida Urdaneta. Paz Castillo movía los dedos. Gesticulaba. ¿Estaría recitándose en silencio algún poema? Eso creo. No dejaba de gesticular con suavidad, con gracia. Era la danza dactilar de Paz Castillo lo que yo tenía enfrente.

Ahora tengo en mis manos una vieja edición de La voz de los cuatro vientos. La abro y leo unos versos donde Paz Castillo nos dice:

hablaremos de cosas tan lejanas/ que tienen para nosotros ese encanto/ de las viejas estampas.

El poema se titula Un día. Y tiene ese encanto de las viejas estampas.

Monday, October 25, 2004

Aniversario

25-10-04:


Veintinueve años de casados cumplimos hoy. Suenan para nosotros los oboes de octubre, nupciales, amantísimos, serenos. Estamos desnudos, bebiéndonos nuestro café de la mañana. Son las seis y el tiempo es una seda.

Sunday, October 24, 2004

U-Suicidios

Soñé que yo era Eunice Odio y no entraba ese día a la bañera.

Después soñé que soñaba que era Cesare Pavese y que Eunice Odio me contestaba el teléfono.

Sunday, October 17, 2004

Helena

17-10-04:

Entré al Museo Gustave Moreau una tarde buscando a Helena, a Helena de Troya. Y la encontré. Su mirada estaba recorriendo las ruinas. Pensé en ese instante que su belleza terrible seguía siendo la belleza.

Roma/Amor

17-10-04:

Estuviste en Roma en el 75. Saludé tu paso por las termas de Caracalla y escuché ópera contigo. Después nos vimos en los jardines de Bomarzo y le escribimos una carta urgente a Manuel Mujica Láinez para agradecerle la pasión por los Orsini.

Saturday, October 16, 2004

Cortázar y un poco de tu whisky

16-10-04:

Joaquín Soler Serrano entrevistó a Julio Cortázar en 1977. No se me olvida jamás el momento en que el gran cronopio, sorprendiendo a Soler Serrano y como condición para responderle una pregunta, le pide que eche en su vaso “un poco de tu whisky”.

¡Si todo lo pudiéramos hacer cortazarianamente, qué felices seríamos!

Wednesday, October 13, 2004

Boulevard Garibaldi

13-10-04:

Estuve hospedado una semana en un hotel del boulevard Garibaldi. Hoy leí que César Vallejo vivió en un departamentucho de ese boulevard. Allí escribió una farsa titulada “Colacho hermanos” y las reflexiones “El arte y la revolución” y “!Contra el secreto profesional”. Lo leo en un estupendo ensayo del mexicano Marco Antonio Campos (de su libro “Las ciudades de los desdichados”).

Pienso en Vallejo y en la bella y simpatiquísima mujer del Café Garibaldi, que nos quedaba a pocos metros del hotel. A nadie más bello conocimos en todo París. Dudo: una chica que comía en nuestra misma mesa, en el self service de la UNESCO, podría ser más bella. Me sonrió, pero no. No era más bella.

Tuesday, October 12, 2004

Los peces

12-10-04:

Hoy es día de fiesta. Seguimos en la playa. Son las seis de la mañana y todavía puedo ver la luna. Soñé adorablemente con Cuchi. Estábamos en Londres.

Ayer, al finalizar nuestro paseo de la mañana por la playa, vimos a unos pescadores en el momento en que halaban la red. Eran dos grupos de cuatro. Cada grupo halaba por una punta y entre uno y otro había una distancia enorme, que se iba acortando en la medida en que acercaban la red a la playa. Cuchi y yo esperamos para ver qué habían pescado, mientras contemplábamos el esfuerzo de los hombres, su rutina de trabajo. Se turnaban las posiciones a ritmo acompasado. Cuando ya la pesca estaba muy cerca, las gaviotas se aglomeraron sobre nosotros. Lo mismo hicieron unos pelícanos dentro del agua. Algo lograron capturar las aves.

En el momento en que Cuchi y yo empezamos a ver lo que la inmensa red había traído, la ceremonia del arrastre perdió para nosotros todo su encanto: sólo había peces bebés, mantarrayas recién nacidas, robalitos y lisitas. Y los metían en una cesta en vez de devolverlos al mar, a pesar del comentario de uno de los pescadores. “Pura basura”, dijo, con la crueldad de quien ignora los otros significados de lo que dice. Fue una dura escena para el alma ecológica de Cuchi -sobre todo-, quien conoce el nombre de los peces, aún de los más raros, y los adora.

Tuesday, September 28, 2004

Saturday, September 18, 2004

Thursday, September 16, 2004

Me alojo en la noche

16-09-04:

Leo un libro sobre los grandes bohemios de París y me encuentro con esta joya:

“Dos hombres suben por la rue Didot, en París, en el distrito XIV. Apenas tienen veinte años. Son compañeros de clase. Caminan rápido por la acera, sin mediar palabras. / A su izquierda, el hospital Broussais exhibe sus flancos de muralla. Pasan el soportal, atraviesan una alameda que les conduce a un edificio y luego a otro, hasta llegar a una gran sala alargada donde se les ruega que esperen. El hombre a quien buscan, un antiguo presidiario reincidente, no se encuentra allí. / Se informan. Tienen que esperar. Por fin, una enfermera los conduce a una habitación bastante amplia en la que se hacinan seis camas de hierro a un lado y otro de una ventana que da al jardín./ El hombre que ellos han venido a ver ocupa la cama del medio, a la derecha de la ventana... Su identidad está escrita en una placa, encima de la almohada. Tiene el pelo gris, mirada de fauno, una frente amplia, la barba le brota cono la mala hierba. Lleva un gorro y una camisa basta con el nombre del hospital marcado (...).

Un año después, el hombre ya ha salido del hospital Broussais. Anda con dificultad, apoyándose en un bastón. En una calle de Montmartre, se cruza con uno de los jóvenes que le visitó y no lo reconoce. Este se detiene y se presenta. Hablan un instante. / `Invíteme a un trago`, le pide el antiguo presidiario. / (...) Entran a un café y piden.

-¿Dónde vive?- pregunta el estudiante.
El otro se encoge de hombros con tristeza.
-Yo no vivo en ningún sitio. Me alojo en la noche.

Así hablaba el poeta. No fue a finales de este siglo sino del anterior. El hombre sin domicilio es Paul Verlaine. Los que lo escuchan, Pierre Louÿs y André Gide. Hoy, Verlaine dormiría en el metro.

La miseria tiene los colmillos afilados.”
(Dan Franck, Bohemios, Ollero y Ramos, 1999).

Wednesday, September 15, 2004

Ejercicios de estilo

15-09-04:
En esta habitación, a esta hora de la mañana, deambulan las letras que no he escrito, los libros que pensé y no hice, los personajes esbozados alguna vez y dejados a medias por desidia o porque habrá tiempo y ánimo algún día, qué sé yo. Hoy, por ejemplo, se me aparecieron Toto De Lima y el Turco, diciéndome que no querían seguir siendo apariciones fugaces en mis ejercicios de estilo, que cómo era eso de que yo los redujese a figuras que entran a un autobús a una hora exacta o que llevan una barba cuidada o descuidada y se sientan a la mesa de un bar a tomarse una cerveza. Los dejé hablar, mientras yo escribía esta nota que ellos leían sobre mis hombros. Vociferaron y se fueron. Ahora cantan pájaros que no reclaman y dan los buenos días.


Tuesday, September 14, 2004

Los Browning

14-09-04: Leer a Elizabeth Barrett Browning. Leer a Robert Browning. De la primera recuerdo su texto dedicado al dios Pan. Del segundo, recuerdo algunas cosas que de él se han escrito, por su monólogo dramático, por el “yo elocutivo”. Eran ingleses y poetas. El elogió la obra de ella. Se casaron y se fueron a vivir a Florencia. Allí murió Elizabeth, tuberculosa. Robert Browning escribió un poema donde nos invita a envejecer con él, porque nos aguardan tiempos mejores. Leer a Elizabeth Barrett Browning. Leer a Robert Browning. De la primera recuerdo...

Monday, September 13, 2004

Alfredo Gangotena

13-09-04: Cuchi comenzó a hacer unos arreglos en mi biblioteca. Ahora puedo entrar a una parte que me estaba vedada. Hoy, al amanecer, lo hice. Buscaba a Stevens, pero conseguí a Alfredo Gangotena. Se trata de una publicación ecuatoriana, un folleto apenas, con diez poemas, uno de los cuales es de Supervielle, en homenaje a Gangotena. Allí le dice: “No prestes atención, Gangó, a todas esas olas del mar,/ ¿Cómo podrían separarnos con sus crestas efímeras,/ ¿y sus renacimientos puestos a abortar?/ Pero, ¿qué pasa, Gangó, en la americana montaña,/ y por qué no vienes a la llamada de tus amigos?/ ¿Piensas que te olvidamos/ de este lado del mar?/ Deja, pues, que te envíe, a ti que sueñas con Francia,/ una onda del Sena en la que se refleja Vétheuil,/ a la hora del río cuando la arena/ es más dulce en el fondo del río”.

Dejo los poemas del ecuatoriano para más tarde. Son tragos vespertinos. Quizá, nocturnos. Los pájaros van y vienen. Vaivén de la mañana. Oigo caer el agua que baña a Cuchi. Escribo esta nota sólo para verme en una película donde alguien escribe esta nota y oye pájaros y oye bañarse a su mujer.

Sunday, September 12, 2004

Leonardo Ruiz y la albahaca

12-09-04: Me regaló Leonardo Ruiz su libro Fragmentos de un libro del poeta perdido. Le leo a Cuchi, mientras cocina, el poema La albahaca y le gusta. Me dice que lo va a copiar para colocarlo en un lugar destacado en Salsipuedes. Este es el poema:

Con su olor a patio siempre nuevo/ circunda este pedazo de recuerdo,/ lo cerca con detalles muy finos/ y elevados./ Es una voz indiferente/ plegada a otros arbustos,/ un dibujo común y corriente/ trazado en la conciencia/ y en la lengua.// Puedo llevar a mis labios/ o estrujar entre los dedos/ esta palabra,/ el más humilde de los triunfos.

Friday, September 10, 2004

Angel Rama y la vivencia oblicua

10-09-04: Mañana y nubes. El paso de “Iván” nos ha traído lluvias. Canta un pájaro a lo lejos. Es el pájaro de ayer. El de anteayer. El de siempre. El pájaro de la casa.

En el libro sobre los 30 años de la Biblioteca Ayacucho que presentamos el martes pasado está incluida una carta de Darcy Ribeiro a Angel Rama que termina con un párrafo terrible: “Escríbeme, preciso de ti muy vivo y muy lúcido hasta octubre de 1983, cuando moriré”. La carta es de fecha 25 de febrero de 1976. Angel Rama moriría en noviembre de 1983, precisamente, unos días después de finalizado el mes de octubre, término deseado por Ribeiro para contar con un Rama “muy vivo y muy lúcido”, pues él, Darcy Ribeiro moriría en esa ocasión. ¿La vivencia oblicua de Lezama Lima en su apogeo?.

Thursday, September 09, 2004

Hobsbawm

09-09-04: Aún no son las cinco de la mañana. Lectura de unas páginas de la autobiografía de Eric Hobsbawm. En la introducción encontré esta imagen de Alejandría, ciudad en la que nació el historiador, en 1917: “Egipto, país al que estoy vinculado de por vida por las cadenas de la documentación oficial, no constituye una parte de mi existencia. No recuerdo absolutamente nada sobre él, a excepción, posiblemente, de una jaula de pájaros pequeños del zoo de Nouzha, y un fragmento impreciso de una canción griega, que quizá me cantara una nodriza helena”. Jaula de pájaros pequeños. Canción griega. Nodriza helena. Mucho, mucho para la imaginación, para la poesía. Fragmentos para ir construyendo sobre ellos un discurso amoroso. No otra cosa es la memoria.

Sunday, September 05, 2004

El Azar concurrente

El Azar concurrete

Luis Buñuel

05-09-04: Un sacerdote habla desde el púlpito. Lo reconozco. Es Luis Buñuel. Después es una monja. La reconozco. También es Luis Buñuel. Estoy viendo un documental sobre su vida. Abundan los testimonios de sus amigos y las imágenes de sus películas. Hablan sus hijos Juan Luis y Rafael. Habla su médico y amigo Barros. Habla Carlos Saura. Habla Pepín Bello. Habla Carlos Fuentes. Habla Silvia Pinal, Habla Paco Rabal. Habla Jean Claude Carriére. Habla Michel Piccoli. Habla Serge Silberman. Habla Angela Molina. “Cúbranla, cúbranla” decía Buñuel cuando Angela terminaba de grabar una escena donde aparecía desnuda. Habla Andrea Valeria. Habla Lucía Bosé. Veo una escena de El Angel Exterminador y dice Carlos Fuentes: “Hay allí una crítica de la burguesía mexicana sumamente fina”. Habla Jacqueline Andere. Habla Paco Ignacio Taibo. Silvia Pinal le preguntó a Buñuel por qué hacía trizas el violoncelo y él le respondió: “Porque yo detestaba a Pablo Casals”. “Llegó un día Marilyn Monroe a visitarnos”, dice Jacqueline Andere. Se refiere a la filmación de El Angel Exterminador. Buñuel en San José de Purúa, escribiendo un guión, recuerda: “A veces veo pasar un caballo. A veces una mujer desnuda”. “Toledo era para él el centro de muchas cosas”. Quien habla ahora es Eduardo Ducay, productor de Tristana. Veo a Catherine Deneuve caminando con muletas. Veo a Catherine Deneuve asomarse a la ventana y abrirse el vestido para mostrar sus pechos. Buñuel observa detrás de unas ramas. Habla Claudio Isaac y cita a Hitchcock cuando éste comparó a los actores con ganado. Cita a Buñuel corrigiendo a Hitchcock: "Peor que ganado. Son cucarachas". Habla Carol Bouquet. Stephane Audran dice: “Buñuel era un niño”. Habla Elena Poniatowska. Y habla Luis Buñuel. Según su esposa Jeanne sus últimas palabras fueron “ya me muero”. Lo acaba de decir Jean Claude Carriére.

¡Un buñueloni a la salud eterna del genio aragonés!

Saturday, September 04, 2004

El diario es la novela

Son las cinco y cinco de la mañana. La marquesa salió hace cinco minutos. Y ahora que lo digo me percato de que estas anotaciones son en realidad una novela, una novela a la que vengo dándole largas, a la que vengo quitándole espacio y tiempo y escondiéndola con referencias banales a un personaje de ficción que lleva mi nombre y mi apellido y que se desenvuelve en escenarios semejantes a los míos. No sé por qué me había olvidado de aclarar el verdadero objetivo de estas líneas. Uno se entretiene algunas veces y divaga, divaga por veredas que nos sacan del camino real. Claro, no tanto como en este caso, que ya va para dos lustros y que es prueba de un enorme despiste que debería preocuparme. Debería, digo, porque aún no me preocupa. No estoy muy seguro de que la lucidez de este instante llegue a rescatarme de una distracción tan prolongada.

Ya pasó.

Vuelvo a lo de siempre.

Todavía está oscuro. Cuchi duerme. Me levantaré en este momento a hacer el café.

Ya hice el café. Mientras esperaba, leí tres páginas de “Lenguaje y silencio”, de George Steiner, las tres primeras páginas del ensayo “El milagro hueco”. Ese ensayo será uno de los materiales que trabajaré con Ele para el tema de la palabra dentro del grupo Alción.

Esta es la mañana nueva. Esta es de nuevo la mañana. Esta es la mañana, la palabra inicial, la reiteración de los afanes, la diosa ambarina que despunta.

Friday, September 03, 2004

Idea Vilariño

Hoy se me ha aparecido dos veces la poesía de Idea Vilariño. La primera, en mi correo electrónico. Me llegó un email de Enfocarte con “el poema de la semana”. Era un soneto doloroso de Idea Vilariño. Lo copio:

El mar no es más que un pozo de agua oscura,
los astros sólo son barro que brilla,
el amor, sueño, glándulas, locura,
la noche no es azul, es amarilla.

Los astros sólo son barro que brilla,
el mar no es más que un pozo de agua amarga,
la noche no es azul, es amarilla,
la noche no es profunda, es fría y larga.

El mar no es más que un pozo de agua amarga,
a pesar de los versos de los hombres,
el mar no es más que un pozo de agua oscura.

La noche no es profunda, es fría y larga;
a pesar de los versos de los hombres,
el amor, sueño, glándulas, locura.

Después abrí –como de costumbre- las páginas literarias de La Jornada. Y allí estaba esperándome Idea Vilariño. La Jornada Semanal trae una entrevista que le hizo Elena Poniatowska en el año 2001. La visitó en su casa de Montevideo, donde Idea vive con su hermana Poema. Me entero por la entrevista que el padre de Idea Vilariño, llamado Leandro Vilariño, era poeta, admirador de Julio Herrera y Reissig y de José Asunción Silva. Además de Poema, Idea tiene otros hermanos que se llaman Alma, Azul y Numen. Sin duda Leandro tenía un gusto definido. Numen Vilariño es, según informa la Poniatowska, un destacado pianista. Idea habla de su célebre libro “Poemas de amor”, dedicado a Juan Carlos Onetti. Dice que no todos los poemas de ese libro fueron escritos para Onetti. Los que sí fueron escritos para él son “los más dolorosos o desolados. Idea aclara: “No porque aquel amor fuera así, sino porque fueron escritos en momentos así”.

La entrevista trae algunas fotos de Idea Vilariño.

Idea Vilariño escribió este poema memorable que he leído en varias antologías de poesía. Benedetti lo incluyó –recuerdo- en su “Poesía amorosa de Hispanoamérica”:

Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré donde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.

Elena Poniatowska nos dice que es difícil entrevistar a Idea, “tal parece que no cree en las preguntas, no cree en las respuestas, no cree en nada. Hago las preguntas de cajón a las que responde sin entusiasmo, sólo por cortesía y porque finalmente todos nos vamos a morir y eso tampoco importa. Repaso mentalmente su poema: `Lejano infancia paraíso cielo/ oh seguro, seguro paraíso/ no quiero ya no quiero/ la sucia sucia sucia luz del día.`" .

Juan Carlos Onetti, Idea Vilariño. Tragos difíciles, sin duda. Soles negros de la melancolía, “tristezas infinitamente perfectas”, como escribiera el primero en ese extraordinario libro llamado La vida breve.

Paradoja

Hoy he llegado a esta isla que bauticé de inmediato con el nombre de un viejo amigo. Me percaté después de que había incurrido en una evidente paradoja. La isla está superpoblada. Ahora me asalta una duda: creo que no se trata en realidad de una isla. Que el viejo Robinson me perdone