Sunday, November 20, 2011

Siempre nos quedará el Quijote



"De verdad, verdad, la última vez que ganaron los míos fue en la batalla naval de Salamina, cuando los griegos derrotaron a los invasores persas, allá por el siglo V antes de Cristo"
(Antonio Muñoz Molina)

¡Qué día el de hoy para España! Hace 36 años la muerte la libró de Franco, pero todavía no se ha librado de sí misma.

Vallejo se lo advirtió famosamente: "Cuídate España de tu propia España", pero nada.

De todos modos, siempre nos quedará el Quijote:

Por más que el aspa le voltee
y españa le derrote
y cornee,
poderoso caballero
es Don Quijote.


Blas de Otero

Friday, November 18, 2011

Pilar Donoso o el designio insalvable


Después de leer el descarnado y valiente libro que escribió sobre sus padres,  podríamos haber pensado que pronto vendría la muerte pavesiana y tendría sus ojos. Releo las ominosa primera página y las palabras que percibí espeluznantes hace unos meses, tienen ahora la cruel imponencia de la profecía cumplida. Pilar Donoso se suicidó el martes pasado en Chile. De algún modo ese final había sido anunciado por su padre, el gran novelista José Donoso, en una anotación del viernes 23 de abril de 1993, en la que su hija era un personaje de ficción con un designio insalvable.

La devastación anímica que produjo en Pilar la escritura de Correr el tupido velo, llegó a su fin. En ese libro no hizo sólo la confesional biografía de su padre. Hizo la novela de su familia o la crónica de unas almas demacradas para las que no había fronteras entre ficción y realidad. Contó amores y odios, terrores y alegrías. Mostró las cartas, los diarios, los humores ocultos. Después de hacer eso, vinieron el descanso temporal y cierto alivio, pero la puerta de la caída había quedado abierta y el demonio meridiano, presente en la dedicatoria, se encargó de cumplir el presagio sombrío:

Escribir este libro tuvo grandes consecuencias para mí, pérdidas irreparables y, seguramente, habrá más. Es por ello que, como continuidad de mi historia, se lo dedico a mis hijos: Natalia, Clara y Felipe.

Y hubo más. Hace tres días en su casa de Providencia, en Santiago, vino la muerte y tuvo sus ojos.




Tuesday, November 01, 2011

Luis Antonio de Villena o el fervor de la belleza


Ayer estuve leyendo poemas de Luis Antonio de Villena, poemas de sus primeros libros, en los que mostraba un profundo fervor por la belleza, fervor que compartió con compañeros suyos de generación, en particular, con algunos de los “nueve novísimos”, entre los cuales él pudo figurar con más méritos que dos o tres de los escogidos por Castellet. Para nada importó después que su nombre no estuviese en esa histórica antología de los setenta. El genuino sello  “veneciano” de su obra ocupó un sitio importante en la poesía española de ese tiempo. Nuevos aires vendrían a refrescarla pronto y Villena decantaría su contagioso hedonismo literario en páginas hermosas que cuentan una vida de lecturas, noches, tabernas, desarreglos y deseos. Una vida que enaltece cuerpos, hermosos cuerpos reales, así como el recuerdo de nuevos y viejos esplendores.

Villena ha escrito novelas, cuentos, artículos, ensayos y ediciones críticas. Ha hecho antologías y traducciones. Y todo con una gracia que ha podido exhibir sin timidez, porque lo respaldan su enorme talento y su formidable cultura, para no hablar de su nunca oculto amor por griegos y latinos.  

Hace unos días leí de nuevo el precioso poema dedicado a Ogata Korin. Me lo leí en voz alta, entre moroso y efusivo, como queriendo detener “la efímera sensación de la belleza”. Repetí unos versos para regodearme en su cadencia e imaginarme al dandy japonés envuelto en la más fina de las sedas. Sólo la poesía permite esos placeres fulgurantes.

Revisando ayer una nota biográfica de Villena me percaté de que cumple años el 31 de octubre. Hoy, precisamente. Escribo estas líneas como pequeño homenaje al delicado esteta, quien tradujo, por cierto, Cartas de cumpleaños, de Ted Hughes, cuyo título calza perfecto en este día en que el muchacho eterno de Madrid alcanza la serena madurez de los 60.

Dijo de sí mismo al comenzar una semblanza: “Mi biografía no es recomendable. Mi biblioteca, por el contrario, es muy recomendable

¡Feliz cumpleaños, Villena!