Tuesday, November 30, 2004

Esdras Parra

30-11-04:

La semana pasada me enteré de la muerte de Esdras Parra. Fue durante algún tiempo escritor y murió siendo una escritora muy apreciada. Su cambio de sexo fue recibido con asombro, pero muy rápidamente, la prudencia, la decencia y la calidez de Esdras se encargaron de disminuir cualquier incomodidad que su transformación pudiera haber suscitado. Siguió llamándose Esdras. Tal como suena el nombre del profeta menor, no tenía por qué no. Sólo que esta vez era la escritora Esdras Parra, no sólo la narradora, sino también la poeta. Yo sólo conocí a la mujer, nunca al hombre. Me tocó integrar junto con ella y Antonieta Madrid el jurado que otorgó el premio de narrativa de la Bienal “José Rafael Pocaterra” el año 1982. Nos reunimos en el restaurant Da Sandra y luego fuimos a cenar en el Da Guido. Me agradaron su trato suave, sus maneras sencillas.

Esdras Parra no sólo fue una escritora. Creo que fue también un personaje literario, construido por sí misma, con dolor, con desamor, con ilusiones. De su época masculina nos quedó un cuento memorable: Por el norte el Mar de las Antillas.

Tuesday, November 23, 2004

Sarita Sarita tú eres bien bonita

Ahora leo un libro publicado en Mérida por ediciones Mucuglifo, es decir, por Gonzalo Fragui. Se trata de una novela (así se dice en la contratapa) de Miguel James, titulada Sarita Sarita tú eres bien bonita. ¿Quién se resiste ante ese título? Me divierte de entrada y sigo. Y también me enamoro de Sarita. Y de cómo cuenta el autor la historia:

“Esto se llama Sarita Sarita Tu Eres Bien Bonita. Cualquier semejanza con la realidad es pura fantasía. Este es un relato como los que se escribían antes. Y el final, cualquiera que sea, ha de ser feliz. Porque Sara es como un sueño que yo sueño. Y la vida es sueño. Y los sueños vida son. Desde que la conozco mi vida es Sara. La veo y la sueño. La sueño y la vivo. Por eso esto se llama Sarita Sarita Tú Eres Bien Bonita”.

Es delicioso este pequeño libro.

Monday, November 22, 2004

El dios de la mañana

21-11-04:


Domingo de nubes, sin sol todavía. Canta bellamente un pájaro. Es una delicia su canto. Abre ventanas al aire. Esparce los dones del dios de la mañana. Alguna palabra, también lanzada al viento, los recibe.

Sunday, November 21, 2004

Albadas

21-11-04:
Las horas del silencio en las ventanas. Las horas en que se alejan rápidamente los amantes furtivos. Las horas de estar todavía con el alma desnuda. Las horas que conservan rastros de tus sueños. Las horas que respiras con el apremio de todas las Albadas. Las horas de las revelaciones, de las grandes revelaciones que después olvidas.

Sunday, November 07, 2004

El día de Paz Castillo

07-11-04:
Domingo de nubes y calor. Son las siete y diez minutos de la mañana. Es la hora de los pájaros. Cantan. Llaman. Endulzan. Se elevan. Yo trato de recordar el sueño. No lo consigo. Sé que no soñaba con Fernando Paz Castillo, pero que sí lo recordaba cuando me desperté. Fernando Paz Castillo iba en el mismo taxi donde yo iba. Era lo que llaman en Caracas, “un carrito”. Paz Castillo lo abordó en Bello Monte. Le tocó el asiento delantero, el de la ventana. Yo iba en el asiento de atrás y pude observarlo, hasta que se bajó en la avenida Urdaneta. Paz Castillo movía los dedos. Gesticulaba. ¿Estaría recitándose en silencio algún poema? Eso creo. No dejaba de gesticular con suavidad, con gracia. Era la danza dactilar de Paz Castillo lo que yo tenía enfrente.

Ahora tengo en mis manos una vieja edición de La voz de los cuatro vientos. La abro y leo unos versos donde Paz Castillo nos dice:

hablaremos de cosas tan lejanas/ que tienen para nosotros ese encanto/ de las viejas estampas.

El poema se titula Un día. Y tiene ese encanto de las viejas estampas.