Saturday, January 22, 2005

Concierto de perro para piano y tos


Glenn Gould y Nicky en el piano

22-01-05:

Debo a la conjunción de un ajoblanco y de un préstamo de libros el descubrimiento de Margo Glantz. El hecho ocurrió en Mérida, hará unos ocho años. Julio Miranda me había invitado a su casa para hablar de literatura y soñar con una revista que haríamos a cuatro manos. Julio se demoraba en la preparación del ajoblanco, mientras hacía divertidos comentarios sobre los muchos libros que yo le había prestado. Fue entonces cuando se le ocurrió que debía llevarme de su biblioteca (no en préstamo, sino de regalo) varios volúmenes. De ese modo, él ganaría espacio para sus libros y yo daría alivio a los males de bibliópata que el mismo Julio comenzaba por ese tiempo a atribuirme con evidente injusticia. Bajó varios títulos y uno de ellos cayó al suelo. Lo recogí. Eran las "Apariciones", de Margo Glantz, a quien desconocía por completo. "Llévate ese también", me dijo Julio. Y eso hice, junto con unos quince libros más. El ajoblanco resultó deliciosamente memorable y del proyecto de revista nada quedó en claro, salvo que llamaríamos también a Silda Cordoliani. Ya en el apartamento de mi hija revisé los volúmenes que Julio me había dado. Empecé por el de Margo Glantz y me percaté de que tenía una dedicatoria de la autora: "Para Julito, déspués de un gran silencio, pero con el mismo cariño. Margo. 10-3-96". Lo leí con voracidad, con placer, casi con lujuria. Desde esa ocasión busco todo lo que Margo Glantz escribe. Me gusta. Por eso hoy quiero compartir este texto que une a Margo Glantz con otra de mis predilecciones: Glenn Gould. Lo copio:

"Número de serie

El célebre pianista Glenn Gould tenía predilección por un piano en particular, el instrumento en el que aprendió a tocar, un Chickering de 1894: nostálgico, toda su vida había tratado de encontrar un piano parecido, como quienes, cuando niños, han amado un perro para el cual jamás han encontrado un sustituto.

De repente, tropieza con un Steinway, número de serie 174.

Una vez que se ha acostumbrado a él, el piano se pone a toser, como tose Gould; su quejido se acopla exactamente al suyo, un tarareo que interrumpe la limpidez de las obras de Bach grabadas e interpretadas como si fueran el término absoluto de la perfección.

En una fotografía antigua aparece Glenn con las manos colocadas sobre su primer piano: a su lado y con las patas delanteras sobre el teclado, su perro Nicky".

(Margo Glantz, Premio Nacional de Literatura de México, 2004)

3 comments:

Kira Kariakin said...

Este post tuyo me hizo extrañar a Julio. Es bonito encontrarse recuerdos así de gente que fue amiga, por medio de otra que uno no conoce aunque lee de tanto en tanto.

Biscuter said...

¡Qué bueno que nos una el recuerdo de un querido amigo!

Por cierto, ¡qué falta nos hace Julio!

Di un paseo por tu blog. Me gusta.

Saludos

Biscuter said...
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