Luis Alberto Crespo
10-09-06:
Domingo de nubes con sol. Leo Tórtola de más arriba, de Luis Alberto Crespo. El primer poema es extraordinario. El tema arquetipal, mítico, eterno del destierro tiene acá nombres, apellidos, paisajes y tragedias caroreños. A ese poema suceden los retratos de los personajes. Crespo ha revivido en ellos la errancia familiar, a partir de historias y fotografías domésticas. Me maravillan todos, tanto que ahora soy también uno de los desterrados hijos del Morere. Todos lo somos. De nuestros ojos tan fuertemientre llorando tornamos a veces la cabeça y vemos a nuestras Itacas perdidas o nos vemos nosotros mismos sin ellas. Corrijo. Sólo esto último es lo que vemos.
Vuelvo al libro. Tengo presente la imagen del padre de Luis Alberto leyendo en su cuarto, llenando la casa de países desconocidos y distantes o trayendo a Rubén Darío para cuidar las flores de las Crespo. Soy de nuevo ese lector por un instante. Soy también la calle por donde pasa el padre, camino del registro subalterno. Soy la casa que no verán envejecer. Soy el custodio del estuche donde está guardado un puñito del desierto.
Soy todo eso y más, yo, que lo que soy en este cuarto de Martín es sólo el lector de Luis Alberto Crespo que se deja llevar por ese su libro entrañable, suyo y del universo.
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