Santa Cruz de la Sierra está fea, calurosa y descuidada. Ni el cielo la favorecía en este tiempo. Encapotado por el humo de las quemas cercanas y no porque amenazara con lluvia, ese cielo ni de día ni de noche nos fue amable. Parece que la ciudad fue otra cosa hace unos años, pero ese esplendor apenas si se nota ahora en algunas calles y avenidas. Su condición de zona más rica de Bolivia la esconde quizá en una urbanización cerrada donde viven personas cuya fortuna parece ser de dudosa procedencia. Contraria a Evo Morales, la ciudad exhibe en sus paredes pintas fascistas que piden sin disimulo la muerte del presidente boliviano y la independencia de Santa Cruz. Todos los taxistas, jóvenes y cholos, expresan con ira su rechazo a Evo. Las ominosas iniciales “FSB” amenazan por todas partes y es que la Falange Socialista Boliviana ha regresado.
Pese a todo eso, Santa Cruz de la Sierra tiene frente a su “Manzana 1” una plaza que debe ser siempre encantadora. Para mí esta vez fue ese el lugar donde sentí el alma que toda ciudad posee. Caminé por la “Monseñor Rivero” de noche y comí en Los Hierros, alejado de la desolación de otras zonas. Pero no fue allí donde se produjo mi conexión con Santa Cruz. Fue en la Plaza Principal, abierta hacia los cuatro puntos cardinales y con el corazón de la ciudad en su centro. Allí quiero alojar los rostros de las amables personas que conocí en el VIII Encuentro de Patrimonio Inmaterial y disfrutar de su recuerdo.
Monday, September 17, 2007
Santa Cruz de la Sierra
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