Un libro de Domingo Alberto Rangel del año 1958
Creo que una de las fidelidades que mantuvo hasta el final, fue la de la escritura. Una pluma que no cesaba ni daba cuartel. Otra de sus fidelidades fue la izquierda. Alguien dijo alguna vez que Domingo Alberto estaba a la izquierda de sí mismo. Abstracción hecha de las intenciones de quien la dijo, esa frase se escapa de su contexto original y podría servir -digo yo- para darle alguna pincelada al retrato que con admiración habrá de hacerse de este inteligente, radical, polémico y honesto hombre de la política venezolana que hoy se fue.
Para mi generación su presencia es imborrable. No se me olvida jamás una frase suya, cuando salido de la cárcel, en los años sesenta, respondió con ella una pregunta acerca de la derrota de la izquierda en ese tiempo de enfrentamientos armados. Creo que esa frase definió su destino político. Dijo: “Yo casi venero al Napoleón de la retirada de Rusia, no así al emperador victorioso de Jena o de Wagram”.
Fiel a sus ideales, pese a las derrotas y las tempestades, Domingo Alberto Rangel, prodigó en todos los terrenos, con elocuencia y brillantez, su libertad intelectual.
Que en paz descanse.
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Fiel a sus ideales, pese a las derrotas y las tempestades, Domingo Alberto Rangel, prodigó en todos los terrenos, con elocuencia y brillantez, su libertad intelectual.
Que en paz descanse.
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