Todo lo que uno aspira parece concentrado en esta foto
que Martín le tomó a su hija en Buenos Aires.
Uno aspira, en verdad, a la belleza y a la alegría inabordables.
No las esperaba, pero ellas están acá,
que Martín le tomó a su hija en Buenos Aires.
Uno aspira, en verdad, a la belleza y a la alegría inabordables.
No las esperaba, pero ellas están acá,
espléndidas, puntuales.
Esta tarde las bendigo
y disfruto contemplándolas.
En ellas curo hoy mis aflcciones.
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