Dionisio Ridruejo
Veo en la Televisión Española un documental sobre Dionisio Ridruejo. En este momento Jorge Semprún termina de decir que para el año 56 lo único que le quedaba de falangista a Ridruejo era “esa cursilería” de la frase “inasequible al desaliento”. Y añade: “Pero en Ridruejo no era cursilería porque en realidad él era inasequible al desaliento”. Ridruejo había formado parte del grupo “joseantoniano” y había escrito el himno de la Falange. Cara al sol con la camisa nueva que tú bordaste en rojo ayer. Evolucionó. Y a mediados de los cincuenta encendió la más brillante chispa contra Franco.
Termina el documental y recuerdo el día en que murió Ridruejo. Yo estaba en Barcelona. Argenis Rodríguez me dio la noticia en las Ramblas. Debíamos darle el pésame a Inés. Ambos pensamos en eso y en que España había perdido al gran presidente de la democracia que ya se aproximaba. Era el año 1975.
Terminó el documental. Busco ahora un libro de Dionisio Ridruejo. Y leo este bello poema sobre los niños. Nada más.
HOSPITALIDAD
Es necesario que haya niños. Nadie
sabe por qué y acaso ni siquiera
es conveniente. Pero por encima
de todo es necesario. Son la forma
más desasida y pura que conoce
el corazón abierto. Los amamos.
Son toda nuestra luz y el argumento
de nuestro sin por qué. Le dan salida
para no ser la leña ensimismada
de la hoguera mortal.
(...)
Dos amigos me prestan
la tarde de sus niñas. Llego a verlas
como se sale a respirar. Sus duendes
gobiernan la locura. Una es alegre
a color y la llamo
cascabel. La otra es suave y amorosa
con el hondo desmayo sensitivo
de algunas flores pálidas. Habitan
la maravilla entre la madre grávida
que sonríe y repiensa
sus queridos poetas alemanes,
y el padre que descifra y hace fáciles
las kasidas y salmos donde ellas
son aquel verso suelto que ilumina
porque era ya desde que el mundo es mundo.
Es necesario que haya niños. Nadie
sabe por qué, pero hacen falta. Nadie
está vivo sin niños.
1 comment:
Bonito post
Post a Comment